lunes, 17 de marzo de 2008

Comienza la aventura (3ª parte)

Entrada de nuestra casa en Itabashi

El avión que nos trasladaría finalmente a Tokyo era de la compañía British Airways y si lo comparamos con el de Iberia, era otro mundo. Sé que las comodidades que se ofrecen en un vuelo transcontinental distan mucho de uno regular, pero tanto...

Al entrar en el avión nos dirigimos hacia nuestros asientos en los que encontramos una especie de "pack de bienvenida" con una manta, auriculares, uno de estos antifaces para dormir, etc., y delante de los mismos, en la parte trasera del cabezero, una pequeña pantalla táctil con un montón de entretenimientos: películas (en varios idiomas), tanto de estreno como clásicas, dibujos, CDs de todos los géneros, etc., y todo a disposición del consumidor jeje sin costar ni un euro más, no como en Iberia que lo único que te dan de entretenimiento es su propia revista con artículos para comprar -bah, ni unos míseros cacahuetes, qué cutres-.

Durante el viaje yo me entretuve viendo algunas de las películas y series que tenía a disposición en la pantallita: No es país para viejos, Juno, Beowulf, Beemovie, un capítulo nuevo de Los Simpson super freak, donde aparecían Alan Moore (V de Vendetta...), Daniel Clowes (Ghost World...) y Art Spiegelman (Maus), y aunque estaban disponibles en español (Latino) yo escogí verlo todo en inglés, porque sabía que sería el único idioma con el que podría comunicarme en Japón y de esta forma entrenaba el oído. Pero no solo esto, sino que además intermitentemente nos obsequiaban con chocolatinas, aperitivos...etc., de hecho, Makie alucinó cuando le traje un montón de galletas y chocolatinas que me habían dado las azafatas una de las veces que había ido al lavabo, sin contar, por supuesto, la comida y el desayuno propios del vuelo. La verdad es que todo esto facilitó el viaje y las doce horas pasaron volando jejeje.

Al llegar al aeropuerto de Narita entregamos en la aduana unos papeles que nos habían dado previamente en el avión, en los que tuvimos que poner nuestros datos, el lugar de residencia durante la estancia, la duración de la visita y algunas preguntas más que ahora no recuerdo, por supuesto, todo en inglés y japonés. Después de la pertinente comprobación de los pasaportes fuimos a recoger la maleta y, poco despúes, ya estábamos preparados en el andén del metro del aeropuerto para ir directos a Tokyo. Parece mentira, pero a pesar de haber pasado cuatro años desde mi primera visita os juro que recordaba perfectamente donde estaba todo y qué era lo que había que hacer para coger el metro.

Lo primero que teníamos que hacer al llegar a Tokyo era visitar las oficinas de Sakura House (la inmobiliaria que nos alquila la habitación) para firmar el contrato y recibir las llaves. Las oficinas se encontraban en Shinjuku cerca de la salida de la estación, sin embargo no fue nada fácil encontrarlas. Estuvimos dando vueltas por todo Shinjuku con las mochilas y la maleta, con el handicap del cansancio del viaje y el jet lag. Al no encontrarlo tuvimos que pedirle a un policía que nos ayudase, uno de estos policías que están repartidos por toda la ciudad en una especie de cubículo. El señor fuy amable y a pesar de que ni él hablaba inglés, ni nosotros japonés, nos hicimos entender y al final nos facilitó un mapa para encontrar las oficinas -ya que nosotros sólo disponíamos de la dirección-. Es curioso, pero aun tardó en encontrar el lugar, al parecer las direcciones son tan difíciles de encontrar aquí que hasta los propios "tokiotas" les cuesta muchísimo orientarse.

Después de mucho caminar encontramos el sitio. En las oficinas una chica, Yukie, muy amablemente nos explicó (en inglés) cómo funcionaba todo. Finalmente nos dio las llaves junto a un set de papales con las normas de convivencia y las reglas de la casa, ah! y muy importante, un mapa para encontrar la casa :).

Una vez terminados todos los trámites nos volvimos al tren pero esta vez en dirección Shinjuku-Itabashi, el destino final de nuestra travesía. Como dije, buscar una dirección concreta en Japón no es tarea facil, por lo que tardamos en encontrar la casa, a pesar de disponer de un mapa.

La puerta que daba a la calle de la casa estaba abierta - ya veis, seguridad japonesa- así que entramos y saludamos por si había alguien en casa, pero nadie respondió. En el recibidor nos quitamos los zapatos y fuimos directos a nuestra habitación -que también estaba abierta-. Una vez allí desplegamos nuestros futones y, aunque eran cerca de las cuatro de la tarde nos tiramos a dormir hasta las doce de la mañana del día siguiente :) .

Y así comenzo nuestra aventura...

Por cierto, al día siguiente, cuando nos despertamos, descubrimos que las llaves que nos había dado la chica de Sakura House no eran las de la casa, la chica se había confundido y nos dio en vez de las de Itabashi, las de Kami-Itabashi, así que lo primero que hicimos esa mañana fue ir a cambiar las llaves. Como estaba todo abierto nunca llegamos a comprobarlas hasta que al día siguiente intentamos cerrar nuestra habitación y no pudimos. Menos mal que cuando llegamos estaba todo abierto, sino, no sé donde habríamos dormido esa noche :), por supuesto cuando fuimos a cambiarlas los de Sakura House se disculparon mucho, mucho, al estilo Japonés jejeje, Gomen nasai.

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